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Literatura Peruana Quotes

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Gunter Silva Passuni
“Él se acercó y la abrió por curiosidad. Parecía un ataúd gélido. Por falta de electricidad, la refrigeradora se había convertido en su guardarropa. Había una pila de pantalones y otra de blusas, y notó que en la parte de la heladera reposaban algunos libros: El tungsteno de César Vallejo y la colección de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariátegui.
—¿Los has leído?
—Solo El tungsteno, la realidad peruana ya me la conozco —respondió.”
Gunter Silva Passuni, Pasos pesados

Paul Auster
“Me gustó esta y quisiera compartirla. "la literatura es esencialmente soledad. Se escribe en soledad, se lee en soledad y, pese a todo, el acto de la lectura permite una comunicación entre dos seres humanos”
Paul Auster

“Ser ateo no es el problema, como ser creyente no es la solución, o viceversa; todo depende de lo que hacemos con lo que creemos.”
Martín Balarezo García

“En la vida siempre hay que seguir dando pasos, ya sea para alejarse de los miedos que lo persiguen a uno, o para dejar atrás aquellos que tenemos al frente.”
Martín Balarezo García

“En el lado oscuro de la vida todos son perdedores, incluyendo aquellos que se sienten ganadores. En el lado iluminado de la vida todos son ganadores, incluyendo aquellos que pierden los partidos.”
Martín Balarezo García

“Una madre es un jardín eternamente floreciente, donde sus flores no cesan de producir el dulce néctar que alimenta, donde la belleza es más profunda que las formas y los colores, donde cada pétalo que surge lleva algo más de sabiduría, donde cada gota de agua que lo riega está colmada del amor que permite que trascienda.”
Martín Balarezo García

César Vallejo
“Yo no puedo consentir que la Sinfonía pastoral valga más que mi pequeño sobrino de 5 años llamado Helí. Yo no puedo tolerar que Los hermanos Karamazov valgan más que el portero de mi casa, viejo, pobre y bruto. Yo no puedo tolerar que los arlequines de Picasso valgan más que el dedo meñique del más malvado de los criminales de la tierra. Antes que el arte, la vida. Esto debe repetirse hoy mejor que nunca, hoy que los escritores, músicos y pintores se las arreglan para evadir la vida a todo trance. Conozco a más de un poeta moderno que suele encerrarse en su gabinete y sacar de allí versos desconcertantes de ingeniosidad, ritmos habilísimos, frases en las que la fantasía llega a espasmos formidables. ¿Su vida? La vida de este poeta se reduce a dormir hasta las 2 de la tarde; levantarse sin la menor preocupación, o, a lo más, bostezando de tranquilidad y aburrimiento, y ponerse a almorzar con buenos cigarros hasta las 4 de la tarde; leer luego sus versos ultramodernos, hasta que vuelve a tener hambre a las 8 de la noche. A las 10 de la noche está en un café de artistas, comentando regocijadamente los dichos y hechos de los amigos y colegas y a la una de la mañana torna a su cuarto, a forjar nuevos versos, hasta las 6 de la mañana, en que se queda dormido. De una existencia tal sale, como he dicho, una obra plena de imaginación, rebosante de técnica, deslumbrante de metáforas e imágenes. Pero, de esa misma suerte de existencia no sale más, de allí no puede salir más que una gran técnica en el verso y una suma y sutil habilidad de composición. En cuanto al contenido vital, nada…”
César Vallejo, Camino hacia una tierra socialista: escritos de viaje

“El botón de Lichtenberg no es un ejemplo insólito de elevar lo menospreciado a alturas filosóficas. Es un tributo a la normalidad de todo lo que nos preocupa desde siempre. Desde la Antigüedad, el feliz culto a la trivialidad tiene varios tomos de obras incompletas: Luciano de Samósata elogiando la inmortalidad del alma de las moscas, Sinesio de Cirene defendiendo la sabiduría lampiña de los calvos, Leonardo da Vinci preguntando por qué es tan larga la lengua de un pájaro carpintero, Francisco de Quevedo ponderando las gracias y desgracias del ojo del culo, sor Juana Inés de la Cruz señalando el engaño colorido de los retratos, Xavier de Maistre detallando un viaje de cuarenta y dos días alrededor de su cuarto, J. W. Goethe describiendo la morfología de las nubes, Montaigne confesando un terror crónico a sus cálculos renales, Charles Lamb admirando la melancolía de los sastres, Schopenhauer examinando la visión nocturna de fantasmas, Darwin dedicándole su último libro a las lombrices, Machado de Assis proponiendo reglas para comportarse en los tranvías, Nietzsche interrogándose sobre el valor de un fósforo por su eventual poder de destrucción, R. L. Stevenson meditando sobre los efectos meteorológicos de un paraguas, Proust babeando por los lujosos salones de princesas y condesas de París, Chesterton predicando la humildad del plomo, Rosa Luxemburgo llamando por teléfono a sus amigos para que escucharan con ella a un ruiseñor, Roberto Arlt calculando con cuántas mujeres estuvo un difunto que escribió setenta y dos mil cartas de amor, Lu Sin debatiendo sobre los senos fajados versus los senos naturales, Theodor Adorno acusando lo insoportables que son los signos de exclamación, Salvador Novo argumentado su rencor contra la letra h, Vladimir Nabokov alabando las alas de las mariposas, Hannah Arendt discutiendo sobre la banalidad del mal, Clarice Lispector dictando reglas de seducción para mujeres, Roland Barthes explicando la mitología del bistec y las papas fritas, Virginia Woolf contándonos la muerte de una polilla, Sylvia Plath revelando el placer de escarbarse la nariz, Italo Calvino estudiando la fenomenología del llanto en las novelas, Cioran blasfemando contra el tedio de los domingos por la tarde, García Márquez especulando sobre la inutilidad de los días jueves, Wisława Szymborska y su preocupación por la inexistencia de una historia de los botones.”
Julio Villanueva, Un aficionado a las tormentas y otros textos al vuelo

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